Adicciones en adolescentes. ¿Qué pueden hacer los padres?
La posibilidad de que un hijo o hija desarrolle algún tipo de adicción durante la adolescencia siempre ha sido uno de los mayores temores de los padres. Siempre ha existido el peligro a que los adolescentes prueben el alcohol, el tabaco, o alguna otra droga y acaben desarrollando adicción hacia esa substancia. Pero hoy en día, a estas substancias tóxicas, hay que sumarle otras adicciones propias de la era digital que son igualmente peligrosas. Hablamos de la adicción a los dispositivos electrónicos, a las redes sociales, a las apuestas online o a los videojuegos.
Algunos de los signos que muestran los adolescentes que sufren alguna adicción son cansancio, sueño y fatiga constante, lo cual puede ir de la mano con el insomnio y otros trastornos del sueño; cambios emocionales repentinos e intensos, bajo rendimiento escolar y falta de interés, mal comportamiento o problemas sociales y desobedecer a los padres.
Obviamente, pueden darse otros comportamientos, ya que cada adolescente y cada adicción tiene sus propias características. Pero todos son relativamente fáciles de identificar por los padres, porque un adolescente que sufre alguna adicción experimenta un cambio de comportamiento notable en poco tiempo, algo que no es natural en condiciones de normalidad.
Los factores que pueden propiciar que un adolescente sufra alguna adicción son muy variados, pero los expertos coinciden en que son los aspectos sociales los más determinantes; estos son las amistades, el ambiente familiar, el tipo de ambiente social en el que ha crecido, etc.
Pero hay otros factores que pueden influir, como son:
- La motivación por ser transgresor con las normas familiares, sociales o escolares y tratar con ello de “autoafirmarse” o “destacar”.
- Las ganas de experimentar y la curiosidad natural de la edad.
- Voluntad de evadirse de sus obligaciones y responsabilidades.
- Motivación por experimentar el riesgo.
¿Qué pueden hacer los padres si detectan que su hijo o hija tiene alguna adicción?
Lo primero es que los padres revisen sus propios hábitos. Si consumen alcohol en casa en presencia de los hijos, si fuman en casa, si pasan demasiado tiempo usando dispositivos electrónicos, etc. Al fin y al cabo, los hijos, en gran medida, imitan los comportamientos que ven a su alrededor.
Por esta razón, los padres deben atender a las compañías que frecuenta su hijo/a, ya que, como hemos visto, las amistades y los círculos sociales son los factores que más contribuyen a sus posibles adicciones.
También hay que vigilar qué contenido visual, musical y artístico consume el hijo/a, ya que puede que sean contenidos no aptos para su edad o que hacen demasiada apología del consumo de drogas.
Pero aparte de mantenerse vigilantes, los padres deben mantener una comunicación fluida con los hijos, preguntarles abiertamente qué consumen, cómo lo hacen y con quién; y si se detecta el consumo de alguna droga o algún hábito adictivo, deben hacérselo saber y hablarlo con total transparencia, advirtiendo de los riesgos que entraña dicha adicción.
En este sentido, hay que estimular a los hijos a desarrollar sus aficiones, para así mantenerlos activos y motivados en actividades sanas que les guste y realmente les motive. Muchas veces el consumo de drogas, el pasar muchas horas usando dispositivos electrónicos o jugando a videojuegos, viene del aburrimiento del adolescente, de la falta de alguna motivación o interés.
También hay que preparar a los hijos para gestionar la frustración. Hay que enseñarles a enfrentar los problemas de la vida, a saber enfrentar los fracasos de manera saludable. Hoy en día, existe una “sobreprotección” emocional de los hijos que es totalmente contraproducente, ya que esto crea adolescentes ingenuos, demasiado “infantilizados” que son incapaces de enfrentar los retos de la vida, a gestionar la frustración. Por esta razón, algunos adolescentes tratan de evadirse de este sentimiento de frustración o de los retos y responsabilidades de la vida mediante substancias como el alcohol o el cannabis, pasando largas horas al día en redes sociales, en videojuegos, en apuestas online, etc.
Somos conscientes de que abordar este tipo de conversaciones con los hijos puede resultar complicado e incómodo, pero es crucial, ya que si los adolescentes no encuentran las respuestas y las herramientas para enfrentar sus problemas vitales en sus padres o círculos de confianza, lo buscarán en elementos de evasión como las drogas o refugiándose en el mundo digital.
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